sábado, 1 de mayo de 2010

El consumo. Análisis del consumo como práctica social

Según la definición que propone la enciclopedia, la SOCIEDAD DE CONSUMO es un término utilizado en economía y sociología para designar al tipo de sociedad que se corresponde con una etapa avanzada de desarrollo industrial capitalista y que se caracteriza por el consumo masivo de bienes y servicios, disponibles gracias a la producción masiva de los mismos.

Obviamente esta definición hace referencia a la sociedad postindustrial de occidente, en donde el consumo se ha convertido en una forma de ser y de vivir como parte de nuestra vida cotidiana, ya que nadie se libra de ser participe del sistema de consumo.

Cuando hablo de consumo, hablo del mismo como práctica social. Según Jean Baudrillard, “La sociedad de consumo supone la programación de lo cotidiano; manipula y determina la vida individual y social en todos sus intersticios; todo se transforma en artificio e ilusión al servicio del imaginario capitalista y de los intereses de las clases dominantes.”

Es decir, el consumismo es un acto que ha venido implícito con el sistema económico de mercado, desarrollado por las regiones occidentales e industrialmente desarrolladas del planeta, el cual se basa en el flujo continuo de mercancías.
Hay que mencionar que el consumo no es solo un comportamiento de la sociedad de consumo, si no que toda civilización con estructura económica, por elemental que sea, genera un intercambio de bienes y un consumo de productos, materias, energías, etc.
Sin embargo, en un sistema capitalista, el núcleo de todo está basado en producir cada vez más, para consumir más y de esta manera obtener unos máximos beneficios que sirvan para producir más y así continuamente.

De esta manera nosotros, como consumidores hemos ido evolucionando en función a este sistema. En este sentido, hemos perdido las características de personas humanas e individuales para pasar a ser considerados como una masa de consumidores a quienes se puede influir a través de técnicas de marketing, incluso llegando a la creación de “falsas necesidades”.


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